Tipo de transmisión en el que la fuerza motriz se reparte entre cada una de las cuatro ruedas. Este reparto no tiene por qué ser por igual a cada una de las ruedas, ni siquiera constante, sino que puede depender de la adherencia disponible. Al repartir los esfuerzos motrices entre más ruedas, se puede sacar mayor partido de la adherencia disponible, lo que resulta de especial importancia sobre firmes resbaladizos. A cambio, los coches de tracción total cuentan con más rozamientos, lo que perjudica a las prestaciones y al consumo respecto a los de sólo dos ruedas motrices. Para que este sistema goce de verdadera eficacia en firme deslizante, debe disponer de dispositivos de bloqueo, destinados a "puentear" la acción de los diferenciales, necesarios al circular sobre asfalto. Estos bloqueos han sido tradicionamente mecánicos; en la actualidad, la electrónica se encarga de replicar la actuación de éstos, frenando automáticamente una rueda cuando patina con dispositivos del sistema ABS. Este frenado puntual e individualizado no sólo evita que una rueda gire loca -llevándola a una velocidad de giro tal que proporcione verdadero agarre-, sino que además lleva fuerza al resto de las ruedas que sí tienen adherencia para salir de la dificultad.