Uno de los posibles tipos de sobrealimentación de un motor. Se utiliza para aumentar la presión del aire de admisión de manera que, con la misma cilindrada, el motor admita más mezcla y proporcione mayor trabajo. En esquema, el equipo consiste en un compresor unido solidariamente, mediante un eje, a una turbina, por lo que el conjunto recibe el nombre de turbocompresor. A diferencia de otros sistemas de sobrealimentación, el turbocompresor no roba energía al motor, sino que la recibe de la energía residual de los gases de escape, que, de otro modo, se perderían. Como el origen de la presión son estos gases de escape, se puede presentar un cierto retraso en la respuesta del motor al acelerador mientras la turbina se acelera, lo que se conoce como retraso del turbo o "turbo lag". La turbina se interpone en el tubo de escape, muy próximo al motor, de manera que trabaja a temperaturas elevadísimas, que pueden llegar a los 900 ºC. Las velocidades de giro también son considerables, pues pueden llegar a 100.000 rpm, lo que requiere un minucioso proceso de fabricación para evitar posibles desequilibrios. Estas circunstancias térmicas y mecánicas obligan a que los turbocompresores incorporen un cuidado sistema de lubricación y, en ocasiones, de refrigeración. Para evitar la aparición de fenómenos de detonación en los motores de gasolina, cuando se va a adoptar un turbo, la relación de compresión se rebaja con respecto a su equivalente con admisión atmosférica. En los motores Diesel, el turbocompresor consigue reducir el consumo específico, mientras que en los motores de gasolina aumenta.